Cuando la insulina daña la piel
Si tu familiar acostumbra inyectarse la insulina en las mismas zonas de la piel, ésta puede volverse dura y convertirse en lo que se conoce como lipohipertrofia. Las características de esta complicación son que las áreas de aplicación de la piel se inflaman, endurecen y sobresalen, pero no presentan ningún enrojecimiento y tampoco duelen.
¿Cuáles son las causas?
La lipohipertrofia aparece cuando el individuo en cuestión está acostumbrado a inyectarse la insulina en las mismas zonas de la piel, creando un agrandamiento excesivo de los tejidos en los que la piel está dañada. Bajo estas condiciones lógicamente habrá más posibilidades de sufrir lipohipertrofia.
¿Cómo detectar la lipohipertrofia?
Es posible que tu ser querido no se dé cuenta en las primeras etapas de esta complicación, pues las durezas de la piel pueden desarrollarse lentamente. Para que la lipohipertrofia no le tome por sorpresa, es recomendable que tu familiar o amigo pase su mano por los lugares en donde acostumbra inyectarse, de esta manera comprobará si su piel presenta algún cambio anormal.
Aconseja a tu ser querido que explore su piel y detecte bultos en ella. De igual forma, si los niveles de glucosa en sangre cambian día tras día sin que exista una buena razón, es mejor acudir al médico rápidamente, pues es posible que dichos cambios repentinos en los niveles de glucosa en sangre se deban a que las aplicaciones se lleven a cabo en lugares en los que el crecimiento celular sea irregular, lo que significa que la insulina no se absorberá como es debido. Un médico podrá diagnosticar este problema, revisando los lugares de la piel donde son aplicadas las inyecciones.
Se puede prevenir la lipohipertrofia
Se puede evitar esta complicación si la aplicación de la insulina se hace en otras áreas del cuerpo, (lógicamente, lugares donde se puede inyectar la insulina). El médico les mostrará las áreas alternativas donde se puede administrar la insulina, como caderas, glúteos, brazos y muslos.
Si ya existe la lipohipertrofia, hay que dejar de inyectar en las zonas duras, aunque parezca que las inyecciones son menos dolorosas.
Si la absorción de la insulina ha sido un problema en las últimas fechas, es probable que se hayan incrementado las dosis para revertirlo. Se podría pensar que la lipohipertrofia sea la culpable de esto, aunque tu ser querido debe visitar a su médico para que lo confirme. En caso de que así sea, quizá sea necesario reducir las dosis hasta la mitad cuando se administren las inyecciones en una zona nueva y así evitar la hipoglucemia.
Con el tiempo los bultos pueden disminuir de tamaño pues el cuerpo tendrá la capacidad de reabsorber las células grasas. En cambio los bultos grandes o los que se mantengan en la piel por mucho tiempo, es probable que no desaparezcan completamente. Lo mejor que se puede hacer es no volver a inyectar la insulina en las mismas partes del cuerpo.
Referencia informativa: Guía de la Clínica Mayo sobre tratamiento de la diabetes. Intersistemas Editores, 2001, México, pp. 107-109; Walker R. y Rodgers, J. Diabetes, guía práctica para el manejo de la salud. Diana, 2005, pp. 212-213; Lerman Garber, Israel, Dr. Aprenda a vivir con diabetes. Multicolor.
Página Principal
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario